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Desenmascarando el fraude académico: impacto, prevención y ética en la investigación

El fraude académico es un problema grave que puede tener consecuencias negativas para los estudiantes, los investigadores y la comunidad académica en general. Este se produce cuando un estudiante o investigador se involucra en una conducta deshonesta en el contexto de la educación o la investigación.

12 de octubre de 2022

El fraude académico es un problema grave que puede tener consecuencias negativas para los estudiantes, los investigadores y la comunidad académica en general. El fraude académico se produce cuando un estudiante o investigador se involucra en una conducta deshonesta en el contexto de la educación o la investigación.

En general, esta es una práctica que atenta contra la integridad, calidad y credibilidad de la educación. Se trata de un fenómeno que, de acuerdo con cifras reportadas por la Unesco, va en aumento en todo el mundo y presenta diversos tipos y formas.

¿Qué consecuencias tiene el fraude académico para los estudiantes, los docentes, las instituciones y la sociedad? ¿Qué medidas se pueden tomar para prevenirlo y combatirlo? En este artículo, intentaré responder a estas preguntas, con base a una revisión de fuentes académicas y artículos científicos, que son el resultado de investigaciones sobre este flagelo que incide de manera negativa en el desarrollo de una educación óptima y ajustada a las exigencias de la humanidad.

Fraude académico

Definición del fraude académico


El fraude académico abarca cualquier acción o método deshonesto ejecutado por un estudiante, con el fin de obtener una calificación o cumplir un objetivo en el contexto de una evaluación o tarea académica, contraviniendo las normas, regulaciones y métodos educativos establecidos por la institución. Estos comportamientos fraudulentos perjudican la integridad intelectual y ética de los estudiantes, lo que se considera una falta que conlleva consecuencias disciplinarias (Rodríguez y Useche, 2018, p. 159).

Es importante mencionar que estas conductas engañosas no se limitan a las evaluaciones y tareas; pues, también se pueden presentar en el campo de la investigación en diversas modalidades y nivel de gravedad como se verá más adelante.

Partiendo de los comentarios precedentes, se puede afirmar que el “fraude académico” implica violaciones éticas y a los estándares de integridad académica que comprometen la fiabilidad de los resultados y cualquier información presentada en trabajos académicos, investigaciones científicas, tesis, informes y publicaciones, así como en cualquier actividad evaluativa a través de la cual se mida el rendimiento de un estudiante.

Tipos de fraude académico


El fraude académico puede manifestarse de diversas maneras e involucrar a estudiantes, profesores, investigadores u otras partes interesadas. Algunos ejemplos comunes incluyen conductas engañosas en las evaluaciones, el plagio, la falsificación de datos, la compra de trabajos académicos, la suplantación de identidad y la alteración de calificaciones, solo por mencionar algunos.

Es importante destacar que el fraude académico no solo afecta a quienes lo cometen, sino también a la comunidad académica en su conjunto. Estas conductas perjudican significativamente la confianza y tienen consecuencias negativas para la reputación de las instituciones y los individuos involucrados.

A continuación, presento con más detalle algunos de los tipos más comunes de fraude académico para comprender mejor cómo se manifiestan y cuáles son sus implicaciones:

El fraude en las evaluaciones. Se refiere a la realización de tareas, exámenes o trabajos con ayudas no autorizadas, como el uso de dispositivos electrónicos, el intercambio de respuestas, la suplantación de identidad o la compra de servicios externos.

El fraude en las credenciales. Se relaciona con la obtención de títulos, diplomas o certificados sin haber cumplido con los requisitos académicos establecidos, como la asistencia, aprobación o la defensa de una tesis. Este tipo de fraude generalmente está asociado a otros delitos como la falsificación de documentos, la corrupción de funcionarios, la compra de títulos o la participación en programas no acreditados. Como consecuencia de ello, se pierde la confianza pública en el sistema educativo y en la calidad de los profesionales.

El fraude en las publicaciones. Este se presenta cuando la producción y difusión de artículos, libros o informes no cumplen con los estándares éticos y científicos de la comunidad académica, como el plagio, autoplagio, la fabricación y falsificación de datos o la autoría indebida. Este tipo de fraude puede involucrar a los autores, editores, revisores o a los organizadores de eventos académicos. Este tipo de fraude puede afectar a la generación y transmisión del conocimiento, a la reputación de los investigadores y a la evaluación de la investigación.

De acuerdo con este tipo de fraude académico es oportuno precisar algunos conceptos:

El fraude en las reformas políticas. Se refiere a la implementación de medidas en el sistema educativo que no responden a los intereses o las necesidades de la comunidad educativa, sino a intereses políticos, económicos o ideológicos. Este tipo de fraude puede implicar la manipulación de datos, la coacción de actores, la desviación de recursos o la violación de normas. Afecta la autonomía y la equidad de la educación superior.

La corrupción académica es la utilización de influencias indebidas para obtener un beneficio académico. Esta se manifesta de diversas maneras y puede involucrar a diferentes actores, como estudiantes, profesores, investigadores, administradores u otras partes interesadas.

Algunas formas de corrupción relacionadas con el fraude académico incluyen:

A continuación, presentaré una lista amplia de conductas tipificadas como fraude académico en el contexto de las evaluaciones, las cuales han sido extraídas de la investigación realizada por Sureda-Negre et al (2020), donde identifica las principales conductas fraudulentas en las evaluaciones del alumnado, obtenido a través de la consulta a un panel de expertos formado por miembros de tres colectivos: presidentes o secretarios de los consejos sociales de las universidades españolas; miembros de la Asociación Española de Derecho Universitario (AEDUN) y profesores universitarios con experiencia de gestión académica.\nEstas conductas calificadas como fraude académico son:

  1. Suplantar la identidad de otra persona en una prueba de evaluación.

  2. Sustraer las pruebas o exámenes, manipularlos y cambiarlos por otros.

  3. Sustraer los enunciados de un examen u otro tipo de pruebas de evaluación antes de su realización.

  4. Presentar como propio un examen realizado por otro alumno.

  5. Copiar en un examen presencial a través de dispositivos tecnológicos (teléfonos, pinganillos, etc.).

  6. Copiar durante un examen presencial de apuntes, libros, chuletas o materiales no autorizados.

  7. Presentar como propio un trabajo de otro alumno (atribuirse la realización de trabajos ajenos).

  8. Presentar como propio un trabajo “comprado”.

  9. Sustraer exámenes u otros tipos de pruebas de evaluación una vez realizados.

  10. Entregar un trabajo que presenta fragmentos plagiados.

  11. Presentar como propio un trabajo que el alumno/a se ha descargado de un portal de internet (tipo El Rincón del Vago, monografías.com, patatabrava.com).

  12. Incluir datos falsos en un trabajo.

  13. Copiar de otro estudiante en un examen.

  14. Comunicarse, por cualquier medio, con un compañero que esté dentro o fuera del aula durante la realización de exámenes presenciales con el fin de obtener información o ayuda para contestar las preguntas de la prueba.

  15. Citar de forma incorrecta.

  16. Colaborar, encubrir o favorecer la copia durante un examen.

  17. Presentar un trabajo con copia literal de textos sin citar su procedencia.

  18. Presentar un trabajo con citas indirectas (paráfrasis) sin citar las fuentes.

  19. Menospreciar el aporte de una persona en el trabajo.

  20. No poner en conocimiento del profesorado casos conocidos de fraude cometidos por otros alumnos.

  21. Incluir a una persona en un trabajo con el objetivo de que el profesor crea que es de autoría compartida.

  22. Falsificar datos de las citas y/o referencias bibliográficas.

  23. No incluir las referencias bibliográficas de los documentos utilizados.

  24. Presentar un trabajo propio ya evaluado en otra asignatura o en otro curso.

  25. Suprimir datos relevantes en un trabajo.

  26. Acceder por cualquier medio a la base de datos de las calificaciones y modificar las notas/actas.

  27. Falsificación de documentos que pueden suponer convalidar un examen o una prueba.

  28. Usurpar identidad online de un compañero.

  29. Aparentar que el profesor ha perdido el examen cuando en realidad no lo entregó.

  30. Simular que se ha realizado una prueba de evaluación cuando en realidad no se ha hecho.

  31. Hostigar a un compañero para que se deje copiar (en al aula o fuera).

  32. Sacar, por cualquier medio, el enunciado de un examen fuera del aula cuando el profesor lo había prohibido.

De esta manera, se observan varias formas de fraude, las cuales pueden variar en diferentes niveles de gravedad.

Ejemplos de casos relevantes que ilustran los diferentes tipos de fraude académico


La documentación de casos disponibles de fraude académico a nivel de evaluaciones resulta un poco difícil de lograr; no obstante, siguiendo la lista de conductas fraudulentas especificadas en el punto anterior, cualquier lector de este artículo seguramente ha podido presenciar alguna de ellas en su experiencia educativa.

En el campo de la investigación, sí hay disponibilidad de abundante información sobre ejemplos relevantes, donde se ha incurrido en fraudes que han afectado de manera significativa a la comunidad académica y científica. Algunos de estos casos son:

Caso del reconocido psicólogo social holandés Diederik Stapel, exprofesor de la Universidad de Tilburg. Fue descubierto fabricando datos en numerosos estudios. Se reveló que había inventado resultados y manipulado datos en más de 50 publicaciones científicas, lo que generó un gran impacto en la comunidad académica y puso en tela de juicio la integridad de la investigación en psicología social.

Caso de Anil Potti, un oncólogo en la Universidad de Duke. Potti afirmó haber descubierto un método para predecir la respuesta de los pacientes al tratamiento del cáncer de pulmón basado en el análisis genético. Sin embargo, se descubrió que había falsificado datos y resultados en sus investigaciones. Este caso generó una gran controversia y llevó a la retracción de varios artículos científicos.

Caso de Paolo Macchiarini, un cirujano suizo-italiano, quien se hizo famoso por realizar trasplantes de tráquea utilizando tejido artificial. Sin embargo, se descubrió que había exagerado los resultados y ocultado complicaciones graves en sus pacientes. Esto llevó a la retracción de varios artículos científicos y a un debate sobre la ética de la investigación médica y la revisión por pares.

Caso de Haruko Obokata, científica japonesa que publicó un artículo en la revista Nature, donde afirmaba haber descubierto una nueva técnica para convertir células adultas en células madre pluripotentes. Sin embargo, se descubrió que había manipulado imágenes y datos en su investigación, lo que llevó a la retracción del artículo y a una investigación de mala conducta científica.

Caso de He Jiankui, un científico chino que afirmó haber creado los primeros bebés genéticamente modificados utilizando la técnica de edición genética CRISPR. Su afirmación generó una gran controversia y preocupación ética, ya que se reveló que había realizado el experimento sin la debida supervisión y aprobación, violando las normas éticas y legales de la investigación científica.

El anestesiólogo estadounidense Scott Reuben se enfrentó en 2010 a varios meses de prisión después de que más de una veintena de sus estudios fueran retractados de varias publicaciones debido a falseamiento de datos y otros fraudes.

Caso de Brian Wansink, un conocido investigador en el campo de la alimentación y la psicología del consumo que fue acusado de mala conducta científica. Se descubrió que había realizado manipulaciones y errores en sus datos, así como prácticas dudosas en la recopilación y análisis de información en varios de sus estudios. Esto llevó a la retracción de múltiples artículos científicos y a la renuncia de Wansink de la Universidad de Cornell.

Caso de Piero Anversa, prominente cardiólogo e investigador de la Universidad de Harvard, acusado de fraude científico en relación con su investigación sobre la regeneración del tejido cardíaco. Se descubrió que había falsificado datos y realizado afirmaciones engañosas en varios de sus artículos científicos. Esto llevó a la retracción de múltiples publicaciones y al inicio de investigaciones sobre su conducta.

Caso de Yoshitaka Fujii, un anestesiólogo japonés e investigador de la Universidad de Toho, que fue descubierto falsificando datos en más de 180 artículos científicos. Se le considera uno de los mayores fraudes en la historia de la investigación médica y ha tenido un impacto significativo en la comunidad científica.

Factores que contribuyen al fraude académico


Existen varios factores que contribuyen al fraude académico. Al respecto, Martínez (2022, p. 3), señala que la deshonestidad académica se debe a dos variables principales: por variables contextuales como escenarios institucionales, sociales y culturales; y, por variables psicológicas, las cuales poseen diferentes niveles de implicación en el contexto individual, social u organizacional.

Estos factores que contribuyen al fraude se manifiestan de diferentes maneras en el contexto académico y en la investigación como, por ejemplo:

• La ausencia de códigos de honor.

• Debilidades en las políticas de integridad académica.

• Profesores con poca disposición para castigar el fraude académico. Esto genera la percepción en los alumnos de profesores permisivos o desinteresados.

• La existencia de instituciones con una cultura de tolerancia al fraude académico.

• Deficiencias en las instrucciones y métodos de enseñanza.

• La falta de supervisión por parte de los docentes para detectar y castigar el plagio.

• La presión social por tener éxito en la escuela ejerce una influencia importante en las prácticas de fraude académico. En este sentido, las expectativas de familiares, amigos o la sociedad en general pueden ejercer presión sobre los estudiantes o investigadores, impulsándolos a tomar medidas fraudulentas para cumplir con esas expectativas.

• La necesidad de completar múltiples asignaturas en períodos cortos de tiempo.

• Los avances tecnológicos, como el acceso fácil a información en línea y herramientas de copia y pegado. Esto ha facilitado la comisión de fraude académico al permitir el acceso rápido y sin restricciones a una abundante información de uso público.

• Falta de preparación y habilidades para el estudio.

• Las presiones socioeconómicas, como la necesidad de mantener una beca o cumplir con las expectativas financieras de la familia, pueden impulsar a algunos estudiantes a recurrir al fraude académico en un intento de asegurar beneficios económicos o evitar consecuencias negativas.

• La presión por destacar puede motivar a algunos a tomar atajos éticos para sobresalir como resultado de una competencia feroz.

• La falta de comprensión de las normas de conducta académica.

• La necesidad de obtener financiamiento para la investigación puede generar una presión excesiva sobre los investigadores.

• Algunos investigadores pueden verse impulsados por la ambición de lograr reconocimiento y prestigio en su campo.

• En algunos entornos académicos, existe una cultura que valora la cantidad de publicaciones. Estas exigencias pueden incentivar a los investigadores a realizar prácticas fraudulentas para aumentar su producción científica y cumplir con las expectativas de la comunidad académica.

• La existencia de editoriales con prácticas cuestionables, como una revisión por pares deficiente o inexistente.

Consecuencias del fraude académico


El fraude académico tiene consecuencias graves para los estudiantes, los investigadores y la comunidad académica en general.

Para los estudiantes:

• El fraude académico puede conllevar sanciones disciplinarias, como la retención de grado o la expulsión.

• Daño a su reputación personal.

• Fomentar la adopción de prácticas deshonestas en otros ámbitos de la vida.

• En casos graves de fraude académico, puede haber repercusiones legales.

• El fraude académico puede ocasionar consecuencias en el ámbito psicológico, manifestándose a través de sentimientos de culpa, vergüenza, ansiedad, estrés y baja autoestima en los estudiantes, quienes pierden la confianza en sí mismos y en sus capacidades.

Para los investigadores:

• El fraude académico puede conllevar la pérdida de financiación, la suspensión o el despido.

• Daño a la reputación profesional.

• Pérdida de credibilidad y confianza de sus investigaciones anteriores y futuras.

• La retracción de publicaciones.

• En casos graves de fraude, los investigadores pueden ser excluidos de la comunidad científica, ya que incluso después de haber cumplido con sanciones o penas, estos pueden enfrentar la estigmatización dentro de la comunidad académica.

Para la comunidad académica:

• El fraude académico puede dañar la reputación de la investigación y la educación.

• Entorpece la generación, transmisión y aplicación del conocimiento científico, que se ve invalidado por la deshonestidad, falsedad o manipulación de los datos y resultados.

• Afecta la fiabilidad y utilidad de la ciencia.

• Causa daños en la cooperación y el respeto entre los miembros de la comunidad científica.

• La investigación basada en datos fraudulentos conduce a la asignación errónea de recursos, la repetición innecesaria de experimentos y la dirección equivocada de la investigación en general. Esto afecta negativamente la eficiencia y la productividad de la comunidad científica.

Desde un punto de vista más amplio, las consecuencias del fraude académico pueden ser extrapoladas hacia el ámbito social, bajo la premisa de que la coexistencia y normalización de prácticas deshonestas se establezcan como una situación habitual.

Sobre esto último, Tapia et al (2023), afirman que “la normalización de las acciones deshonestas dentro del aula favorece su percepción como una manera adecuada para relacionarse en otras esferas sociales como la familia y el trabajo” (p. 18). Este enfoque resulta ciertamente peligroso, porque el fraude académico se convierte en un foco de conductas asociadas a la corrupción prolongable más allá del escenario educativo.

Adicionalmente, estos investigadores consideran que cuando el favoritismo, la deshonestidad, el fraude o el soborno se vuelven prácticas comunes para resolver problemas, parece inevitable que una sociedad comience a pensar que la corrupción es imposible de evitar y que la única opción es aprender a vivir con las consecuencias negativas que conlleva.

Cómo prevenir el fraude académico


Para prevenir el fraude académico, es importante educar a los estudiantes e investigadores sobre la ética en los diferentes escenarios inherentes a los estudios y a la investigación. También es importante establecer políticas antifraude efectivas y formar a los profesores en la detección del fraude.

Para combatir el fraude académico, se requiere de una acción conjunta y coordinada de los estudiantes, los docentes, las autoridades, las instituciones y la sociedad en general. Se requiere de una cultura de la integridad, que promueva los valores éticos, las buenas prácticas y la calidad académica.

En este sentido, Sureda-Negre et al (2016), señalan que generalmente se utilizan tres tipos de herramientas o métodos para enfrentar el fraude durante las evaluaciones: los normativos o reguladores, los formativos e informativos y, finalmente, los mecanismos de detección.

A continuación, algunas medidas que se pueden tomar para luchar contra el fraude académico:

• Desarrollar reglas y códigos de conducta de integridad académica, que establezcan los principios, normas y sanciones para prevenir y detectar el fraude en las evaluaciones, las credenciales y las publicaciones.

• Las instituciones deben fomentar una cultura de integridad académica en la cual se valore la honestidad y el trabajo ético.

• Normalizar el apoyo y uso de herramientas tecnológicas de detección de plagio.

• Educar a los estudiantes sobre el fraude académico y sus consecuencias.

• Crear un sistema de denuncias confidenciales.

• Promover el uso de habilidades de análisis, reflexión personal, pensamiento crítico y de alto nivel, eliminando las prácticas de solo copiar y pegar.

• Promover la formación sobre las normas de parafraseo y citación.

• Fomentar los valores que reconozcan la autoría y, en general, el trabajo intelectual de los demás.

Libre de fraude

Conclusiones


El fraude académico es un problema grave que debe ser abordado con estrategias eficientes y contundentes. Estos comportamientos engañosos afectan a todos los niveles y actores de la educación en sus diferentes etapas, muy especialmente en el nivel superior, cuyas consecuencias negativas limitan el desarrollo individual, institucional y social.

Para enfrentar este problema, se requiere de una acción conjunta y coordinada entre todas las personas involucradas, las instituciones y la sociedad en general, basada en el respeto, la responsabilidad y la honestidad.

Asimismo, se requiere de una cultura de la integridad, que promueva los valores éticos, las buenas prácticas y la calidad académica. Solo así, podremos garantizar una educación superior que contribuya al bienestar común y al progreso de la humanidad.

Es necesario la implementación de políticas antifraude efectivas, así como la formación de profesores para la detección de cualquier mala práctica en los procesos de aprendizaje, y que se encuentren dispuestos a ejercer las acciones correctivas pertinentes.

Referencias


Martínez S., J. (2022). Deshonestidad académica en la era digital. Interacción digital UVEG. 4(8). 1-16. Disponible aquí.

Rodríguez M, D. y Useche R., L. (2018). El fraude académico: una emergencia de la ética universitaria en Correa de M., C.; Rodríguez M., D.; Gallego Q., D. y Simancas T., R. La armonía entre la teoría y la práctica: formación docente. p. 159-182. Editorial Universidad Simón Bolívar Disponible aquí

\nSureda-Negre, J.; Reynes-Vives, J. y Comas-Forgas, R. (2016). Reglamentación contra el fraude académico en las universidades españolas. Revista de la Educación Superior. XLV-2 (178). 31-44. Disponible aquí

Tapia T., E.; Orenday T., M. y Gómez F., M. (2023). Percepciones sobre corrupción y deshonestidad académica entre estudiantes universitarios. Psicología, educación y sociedad. Revista de investigación y difusión. 2(3). 1-21. Disponible aquí