Toda investigación surge de la necesidad de saber o descubrir algo, independientemente de que tal necesidad sea por inquietud personal, motivos laborales, requerimientos académicos o el deseo de erradicar una situación específica cuya respuesta es desconocida.
En definitiva, las investigaciones persiguen la solución de un problema.
Por tal motivo, es indispensable que el responsable o responsables de llevar a cabo una investigación establezcan con exactitud el asunto que motiva su estudio, ya que un problema que no se encuentra bien definido difícilmente puede llegar a resultados concretos.
La Real Academia Española (2021) define el problema como el planteamiento de una situación cuya respuesta desconocida debe obtenerse a través de métodos científicos. Bajo esta perspectiva, el problema puede ser cualquier fenómeno, hecho, situación o circunstancia que genera una inquietud.
Generalmente, cuando se escucha la palabra “problema” se asocia con algo negativo; sin embargo, un hecho positivo puede generar inquietudes que ameritan una investigación; por ejemplo, el éxito gerencial de una empresa puede incentivar su investigación con el fin de conocer sus estrategias y determinar cuáles fueron los factores que conllevaron a su buen desempeño.
En síntesis, según palabras de Arias (2012), un problema de investigación es una pregunta o interrogante sobre algo que no se sabe o que se desconoce, y cuya solución es la respuesta o el nuevo conocimiento obtenido mediante el proceso investigativo.
¿Qué es el planteamiento del problema?
El planteamiento del problema es la parte donde se expone con detalle todo lo referente a la situación que origina la investigación. Se debe dar a conocer el problema en su total dimensión, estableciendo con meridiana claridad cuál es el caso puntual de interés, indicando con precisión su alcance, delimitaciones, enfoque, disciplina en la que se encuentra, etcétera.
Espinoza (2019), citando la Norma APA (2016), señala que el planteamiento del problema es la explicación del tema o de lo que se quiere hacer en un trabajo investigativo. Se trata de establecer la problemática de la investigación, que quiere decir, concretar una situación para analizarla, delimitarla, describirla y darle una posible solución o respuesta al porqué de sus causas o consecuencias.
¿Qué aspectos debe contener el planteamiento del problema?
No existe un método uniforme para la ejecución del planteamiento del problema en un trabajo de investigación académico. Muchas veces las universidades poseen sus propios lineamientos al respecto. Sin embargo, a continuación se presentan unas recomendaciones para lograr un buen resultado en esta fase del proceso investigativo.
Una forma de desarrollar el planteamiento del problema ha sido formulada por Méndez (2013), quien señala que este se debe realizar considerando cuatro aspectos esenciales:
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Primero, se especifican los síntomas del problema a través de la identificación de los hechos o situaciones que se observan al analizar el objeto de investigación.
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Segundo, se identifican los hechos o situaciones que se producen (causas) por los elementos detectados como síntomas.
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En tercer lugar, se señalan los aspectos que se pueden generar (pronóstico) de continuar presentándose los síntomas y sus causas.
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Finalmente, el control del pronóstico, que consiste en detallar las acciones por las cuales el investigador puede anticiparse y controlar las situaciones identificadas en los síntomas, causas y pronóstico.
El planteamiento, según este autor, debe abordar necesariamente estos cuatro aspectos, ya que ellos determinan que el investigador tiene una idea clara sobre lo que desea investigar, tiene un propósito justificado y se espera una solución precisa para controlar los factores inherentes a la situación estudiada.
Otra recomendación que puede ser adoptada por el investigador para desarrollar el planteamiento del problema es ir formulando interrogantes que vayan definiendo el problema de investigación. Una vez formuladas las respuestas a esas interrogantes, se plasman de manera coherente hasta obtener un cuerpo narrativo donde se reseñan los aspectos de la situación problemática. Algunas preguntas que se puede plantear el investigador son las siguientes:
Cuáles son los antecedentes del problema en su ámbito geográfico (mundo, continente, nacional, regional, local), y en su ámbito histórico.
Algunas veces los antecedentes también deben ser discutidos de acuerdo con el contexto de la disciplina en la que se ubica. No es lo mismo plantear el problema del aborto en su ámbito médico, religioso, legal o filosófico. En cada disciplina los antecedentes pueden ser muy diferentes, por tal circunstancia es necesario ubicar el problema en un contexto específico.
¿Cómo se originó el problema? ¿Cómo ha evolucionado el problema? ¿Cómo se observa? ¿Cuáles son las características del problema? ¿Existe alguna relación aparente entre algunas variables? ¿Se conocen las causas del problema? ¿Están identificadas científicamente? ¿Se conocen los efectos del problema? ¿Existen algunas acciones identificadas para contrarrestar los efectos del problema?
Es relevante entender que no hay un patrón para exponer el problema, no hay fórmulas exclusivas; por tanto, estas interrogantes son solo algunas de las incógnitas que puede plantearse el investigador, ya que pueden surgir muchas otras interrogantes de acuerdo con la naturaleza del objeto de estudio. Incluso, algunas de estas interrogantes señaladas en el párrafo anterior se pueden convertir en el objetivo principal de la investigación.
En todo caso, la idea es que en el planteamiento del problema el investigador aborde la situación correctamente, dejando bien delimitado qué es lo que se quiere estudiar.
¿Cómo se desarrolla el planteamiento del problema?
La mayoría de los autores coinciden en que la forma correcta de redactar el planteamiento del problema es partiendo desde su aspecto más general hasta llegar a lo más específico que lo describe.
Es decir, se considera el problema en su ámbito más amplio, para luego ir sintetizando la situación problemática hasta llegar a su esencia, comenzando con una exposición teórica, pasando por un diagnóstico breve hasta alcanzar la realidad específica estudiada. Una guía sugerida en términos generales es la siguiente:
- Definir brevemente el tema que se va a investigar. Recuerda que metodológicamente los vocablos tema y problema tienen significados y alcances diferentes.
En esta parte es pertinente indicar qué hallazgos sobre el tema muestran inconsistencias con el conocimiento o evidencian una incógnita; o como señala Espinoza (2019), establecer “qué dificultad, deficiencia, vacío, falta de conocimiento, necesidad de cambio, renovación, o una nueva necesidad o aspiración”, impulsa el desarrollo de una investigación, con lo cual da origen a un problema de investigación real.
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Una vez definido adecuadamente el tema, tal como se planteó en el punto anterior, se procede a identificar el problema. Es aconsejable abordar un único problema, ya que la discusión de más de uno puede generar confusión en el lector. En este aspecto, se debe indicar qué es lo que se pretende investigar, por qué se va a investigar y para qué.
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Contextualizar el problema a través de un proceso de delimitación en su ámbito teórico, espacial e histórico. Aportar datos y hechos concretos suficientemente documentados, dónde ocurren los hechos, cuándo ocurrieron o si siguen ocurriendo, cómo ocurren los hechos, en qué área del conocimiento se va a concentrar el estudio (ámbito legal, cultural, religioso, social, pedagógico, médico, psicológico, etc.)
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Especificar qué consecuencias conocidas se han producido con motivo de los hechos observados.
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Establecer qué consecuencias futuras pueden seguir produciéndose en el caso de que no se logren respuestas y soluciones al problema, e incluso cuáles otros efectos pudieran aparecer, siempre y cuando sea factible poder determinarlo en esta fase de la investigación.
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Ser conciso en la redacción, utilizando términos apropiados y de manera muy objetiva, sin establecer opiniones especulativas, y manteniendo una apropiada coherencia entre las ideas.
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No se deben fijar responsabilidades ni culpas en esta fase de la investigación, así como tampoco adelantar conclusiones.
Referencias
Arias, F. G. (2012). El Proyecto de Investigación. Introducción a la metodología científica. 6ª Edición. Caracas: Episteme, C.A.
Espinoza, E. (2019). El problema de investigación. Conrado Vol.14 N° 64 Cienfuegos jul-set 2018. Epub. 08-jun-2019. Disponible en este Link
Méndez, C. (2013). Metodología: diseño y desarrollo del proceso de investigación con énfasis en ciencias empresariales. 4a Edición. México. Limusa.
Real Academia Española (2021). Diccionario de la lengua española. Edición del Tricentenario. Recuperado el 19/04/2022. Disponible en este Link